DE LA VEGA: TENSIÓN EN EL VATICANO.
Nuevacorriente ha podido saber, en exclusiva, los detalles que rodearon la visita de la vicepresidente De La Vega al Vaticano en el mes de noviembre. La visita relámpago se produjo horas antes de la multitudinaria manifestación a favor de la libertad educativa en España.
De La Vega, saltándose todos los trámites diplomáticos, llegó al Vaticano exigiendo inmediatamente una reunión con Benedicto XVI. Los funcionarios del pequeño estado se quedaron sorprendidos, pues la vicepresidente se había presentado de forma repentina. Como es sabido el Santo Padre tiene una agenda de reuniones con representantes de todas las naciones que han sido fijadas con antelación, por tanto, no acostumbra a saltarse la agenda.
El personal presente le indicó a la vicepresidenta que esperara en una pequeña sala. Esperó pero allí no llegaba nadie, y el Papa Benedicto tampoco aparecía. Los funcionarios avisaron al Cardenal Sodano, el cual, sorprendido, se personó en las dependencias donde se alojaba la inesperada huésped.
El ambiente se fue caldeando, al insistir De La Vega, que quería ver al Papa. El cardenal le indicó que eso no podía ser y que para las audiencias se tiene que respetar una serie de trámites. Fue en ese momento cuando la vicepresidenta perdió los nervios y amenazó a la Iglesia.
Que la Iglesia se ande con cuidado porque los socialistas iban a estar al menos veinte años en el Gobierno y que la Conferencia Episcopal tenía que cambiar su “política”. El cardenal, lejos de entrar en la discusión, contestaba con ironía a la actitud prepotente de la vicepresidenta. Yo dentro de veinte años ya no estaré y la Iglesia seguirá, sentenció el cardenal con ironía.
De la Vega se sintió humillada por el cardenal Sodano. Meses después volvió al Vaticano. El vestido elegido fue el rojo. Color que junto con el blanco, no se puede utilizar en los palacios vaticanos. De la Vega quería devolver el golpe. Fue recibida, otra vez, por el Cardenal Sodano, el cual volvió a ironizar con ella “viene usted de cardenal” “tiene usted aspiraciones”. Una vez más, la ironía del Cardenal, dejó fuera de juego a la provocativa vicepresidenta.
Los medios españoles entendieron que era una señal del restablecimiento de las buenas relaciones entre los dos estados. La realidad fue que De la Vega intentó provocar y el Cardenal, con la experiencia de meses anteriores, continuó bromeando. Al fin y al cabo el Cardenal ya no estará dentro de veinte años, ni De la Vega llegará a ser cardenal para cambiar la “política” religiosa.
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