martes, marzo 23, 2010

Vida cotidiana


Suena el despertador, son las 7. Al día siguiente vuelve hacer lo mismo, así hasta el viernes. Cuando es fin de semana y piensas ¡o si babe! ¡Podré dormir! Tu cuerpo te despierta a las 9. Intentas volverte a dormir pero no puedes…estas educando tu cuerpo en la vida adulta…tras 24 años (a fecha de hoy).

Cojo el coche, deprisa y corriendo ¡¡que put... hoy hay hielo y no encuentro el limpia cristales!! Salgo de la ciudad y me adentro por las carreteras de Aquitania. Curvas y más curvas, de la cuarta a la tercera y en primera cuando esta el ‘llaura’ con el tractor. Dejas la carretera principal entras en caminos rurales. No hay nadie. Tú, la carretera y el bosque. Eres Carlos Sanz. Le has cogido el gustillo a la velocidad. Vuelves del trabajo, entras en la ciudad, apuras un semáforo en ámbar y de repente…luces blancas ¿será una llamada de lo Alto?. Pero no, es Hacienda quien te llama. Estés donde estés.

Llega la noche: ¿pasta o arroz? ¿Longanizas o varillitas del capitán Pescanova?. Mi compañero de piso rompe la monotonía ¡¡va hacer una barbacoa porque ha aprobado el examen de moto!! Eso sí, a las 10 todos a la cama. Ha sobrado el 80% de la botella de Malibu. En mi primer Erasmus aprendí a cocinar, en mi segundo Erasmus a hacer un buen uso de la fiambrera.

Pero hay días que me voy a un restaurante a comer. ¿El menú? Inamovible. Mi porción de cerdo, con patatas, mucho aceite, mi botella de vino rojo, mucho pan y un café. Son 10€, no está mal. Repetiré. Espero no haber levantado sospechas en el bar. No quiero salir en la TV como presunto miembro de ETA. Al fin y al cabo ¿qué hace un joven español perdido en los bosques del sur de Francia, comiendo solo en una comuna francesa y con un coche alquilado?

Vuelvo al trabajo. Lagos, ríos rodean la carretera. Hace 20C, el sol aprieta y pienso ‘¿Qué no me bañaré un día de estos en pelota picá?’. Pero no, el lago siguiente tiene la respuesta. Eso ya lo pensaron antes las cabras, vacas y demás animales que habitan estas tierras.



Llega el fin de semana. Toca mover el esqueleto, despejarse un poco y como no podía ser de otra forma, tras dos cubatas; “Vous connaisez la danse des marches?”.