lunes, diciembre 25, 2006

INTEGRACIÓN E INMIGRACIÓN


Durante este verano centenares de inmigrantes han llegado a las costas de las islas canarias. Muchos de ellos han muerto. El mediterráneo se ha convertido en una frontera que separa mundos diferentes: el rico y el pobre. Para solucionar la pobreza es necesaria la ayuda de los países ricos a los pobres.

La solución a la presencia de inmigrantes en España es la verdadera integración de los mismos. La sociedad y los políticos han de analizar las consecuencias que se pueden derivar de este fenómeno. Cuando hablo de verdadera integración no me refiero simplemente a “dar papeles”. Voy más lejos.

La integración en el campo económico debería posibilitar que los inmigrantes no realicen tan solo aquellos trabajos que los españoles no quieren. Los inmigrantes deberían poder realizar otros oficios según sus cualidades individuales. Sería muy positivo ver a un inmigrante trabajando en oficios como maestro, empresario, político…si a los inmigrantes los consideramos como miembros de nuestra sociedad ayudarán al desarrollo equilibrado de la misma porque participarán en los órganos e instituciones del Estado. El campo más importante y también el más olvidado para una buena integración es el social. El incremento de la natalidad es uno de los hechos más positivos de este nuevo fenómeno.

La otra columna que sostiene la integración social es el respeto a las demás culturas. Los inmigrantes no pueden ser tratados como extraños, han de ser tratados igual que los españoles tanto en lo económico como en lo social. Ellos deben cumplir unas reglas comunes y respetar los derechos humanos. Aceptando estas reglas de juego ya cada uno es libre de “jugar por la banda izquierda o por la derecha”.

Uno de los problemas de la falta de integración puede ser la aparición de diferentes grupos sociales cerrados dentro de una misma colectividad. Si los inmigrantes, únicamente, realizan trabajos que nosotros no queremos, los estamos tratando como ciudadanos de segunda clase y tácitamente con menos derechos y posibilidades con el enriquecimiento injusto de algunos empresarios. El peligro a medio o largo plazo es la aparición de estos grupos cerrados, por un lado los españoles “acomodados” y por otro los inmigrantes “marginados”. De aquí podrá surgir una fuerte tensión que podría desembocar en graves disturbios, como sucedió en Francia hace un año.

El punto que debe unir a las sociedades multiculturales es, indiscutiblemente, los derechos humanos. Evitaremos la radicalización de razas o ideologías que pueden desembocar en tensiones sociales y culturales. Se debe fomentar por parte de las instituciones públicas la formación profesional y cultural del inmigrante para que sean útiles a través de su trabajo y adquieran el conjunto de valores democráticos que conducen al bien común.

Al fenómeno de la inmigración se le intenta dar solución desde dos posiciones muy dispersas: algunos defienden la integración de los inmigrantes para que haga los peores trabajos, reduciendo al inmigrante en un objeto y otros, una minoría, utilizan la inmigración para atacar al extranjero por el hecho de serlo.

Para evitar los disturbios raciales que hace un año sacudieron en el país vecino es necesario que desde la sociedad y los poderes públicos haya un verdadero compromiso y voluntad de integran en nuestras sociedades democráticas los inmigrantes que vienen de fuera. Sin olvidar el punto común que nos deben unir a todos: los derechos humanos y los valores democráticos.

PUBLICADO EN LA REVISTA "UNIVERSITAS"